Whiplash: Una combinación de dos corrientes filosóficas sobre el aprendizaje
El constructivismo y el empirismo se combinan para pulir un diamante en bruto en el mundo de la música.
La película Whiplash, protagonizada por Miles Teller en el papel de Andrew,
un joven baterista prometedor que se esfuerza por perfeccionar sus técnicas con
la batería y así ingresar en una banda de jazz perteneciente al conservatorio
donde estudia, nos muestra un sistema de aprendizaje muy fuerte, con mucha
presión, o mejor dicho, terror, pues eso es lo que el espectador puede observar
en Andrew, frente un profesor tan estricto y exagerado como lo es Terence
Fletcher, (personaje interpretado por J.K. Simmons) quien usa la intimidación
para hacer que sus estudiantes perfeccionen sus técnicas. Dichas formas de
intimidar incluyen gritar, insultar, humillar y hasta lanzar sillas a sus
estudiantes.
Es curioso notar que, pese a la tortura mental que sufría el joven
protagonista, al final, logró perfeccionar su técnica en la batería y adaptarse
a las exigencias de su arrogante profesor. La pregunta más importante en todo
esto es: ¿Cuál corriente filosófica sobre la formación del conocimiento aplica
en esta historia? ¿Racionalista? ¿Empirista? ¿Constructivista?
Revisemos estos conceptos: El empirismo, según el glosario electrónico de
filosofía webdianoia.com es:
“Término procedente del griego
"empeiría" (experiencia). Corriente filosófica que considera que
nuestro conocimiento deriva de la experiencia, por lo que ésta se convierte en
la única fuente de conocimiento”. Mientras, Alcoberro, año desconocido, agrega
que “la experiencia repetida de ciertas situaciones nos ofrece un criterio
(objetivo e impersonal) para conocer las cosas (o las situaciones)”.
Luego, tenemos el concepto de
constructivismo, que según ecured.cu es una corriente pedagógica “que postula la necesidad de entregar al alumno herramientas
(generar andamiajes) que le permitan crear sus propios procedimientos para
resolver una situación problemática, lo cual implica que sus ideas se
modifiquen y siga aprendiendo”.
Ahora, volviendo a la película, se puede
observar que Andrew posee un conocimiento previo de percusión. Aunque el film
no deja claro si lo adquirió con clases o solo, muestra una escena en donde
este personaje observa en su laptop un video de sí mismo tocando batería de
niño, lo que quiere decir que, probablemente, lo adquirió empíricamente. Al
mismo tiempo, podemos considerar la ardua práctica a la que este joven se
somete como una inducción de experiencia que le permite perfeccionar su
técnica, es decir, puede tocar mejor porque las largas horas de ensayo le han
permitido incrementar su habilidad con el instrumento. Esto también puede
considerarse actividad empírica, pues en la medida que una persona más
experimenta algo, más conocimiento posee sobre el mismo.
Por otro lado, Fletcher, el maestro, ensaya
con los integrantes de la banda las distintas piezas musicales que tocan. Él no
enseña a tocar los instrumentos, pues se supone que todos sus alumnos ya saben
y deberían estar preparados para tocar las melodías requeridas, de manera que
solo reparte las partituras a los jóvenes para practicar y espera que perfeccionen
la sonoridad con ensayos, tanto grupales como individuales, y un gran uso de su
talento. Vemos, aquí, una aplicación de constructivismo: el director de
orquesta provee el material haciendo a sus músicos aprender una melodía utilizando
sus propios conocimientos básicos sobre música para que la experiencia
proporcionada por la ardua práctica les proporciona la destreza requerida por
él.
Entonces, en la película, se combinan estas
dos formas de aprendizaje: constructivismo aplicado por el maestro, en colaboración
con una reacción empírica de sus alumnos pues, como ya se expresó más arriba,
la experiencia adquirida con la práctica es un aumento del conocimiento que la
persona adquiere por sí misma.
El instructor Terrence Fletcher intimida a Andrew para convertirlo en un buen músico. |
Al final de la cinta, se puede ver a un
Fletcher satisfecho frente al joven baterista tocando satisfactoriamente la
ardua melodía de 330 golpes por minuto que tanto le había costado, siendo así
una prueba de que cuando hay determinación, no importa cuáles sean los métodos,
los resultados son positivos.
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